sábado, 7 de mayo de 2011

REVOLUCIÓN IRANÍ: Una revolución tercermundista diferente.

Materia: Historia de las Relaciones Internacionales Contemporáneas
Universidad Nacional de Rosario

Quinodoz-Pinat, Carlos María

La revolución iraní tiene sus orígenes en el proceso modernizador iniciado en 1963 por voluntad del Sha Reza Pahlevi. “La Revolución Blanca”, así llamado este proceso, pretendía llevar adelante una reforma agraria, la nacionalización de los bosques, el derecho al voto para la mujer y la creación de un cuerpo de alfabetización. Pero, en 1968 la reforma fracasa, sobretodo la reforma agraria, ya que por una ley de gobierno  se trata de incrementar la productividad a través de la creación de grandes propiedades, que afecta al campesinado  expropiándolo y ahogándolo económicamente. Sin embargo, la productividad es escasa y la importación de géneros alimenticios va en aumento. Simultáneamente la política de modernización se estancará temporalmente.

En 1973, con el alza de los precios del petróleo, el Sha vuelve a impulsar su política. Pero, en 1974 el país es victima de “La Enfermedad Holandesa”, cuyo significado se observa en la entrada de capitales que provoca que su moneda se  revalué (dificultando al proceso de industrialización y la exportación) y que aumente la inflación en su interior, surgiendo de  ésta manera una contradicción social al interior del régimen. Por un lado la burguesía comercial moderna (ligada a los negocios del petróleo y las armas), la corte y el Sha se veían beneficiados por los precios internacionales, por otro lado los comerciantes del bazar (clase media tradicional) y la masa campesina[1] que habían sido expulsados del ámbito rural con el proceso modernizante y cuyas estructuras mentales no habían sido adaptadas a la nueva situación de urbanidad.

El régimen había funcionado bien hasta 1975 año en que la baja (temporal) del precio del petróleo provocó tensiones sociales. El gobierno lanzo una “Campaña contra la especulación” en la que muchos comerciantes del bazar fueron encarcelados y humillados públicamente. A partir de ese momento, ellos se convirtieron en la oposición del Sha, quien para  recobrar la confianza de las masas, obligó a los empresarios a que cediesen parte de sus acciones a los trabajadores, pero ésto solo tuvo como resultado la desconfianza del sector empresarial, mientras que los trabajadores se mantuvieron indiferentes ante el gesto de acercamiento.

Fue el siguiente año de 1976 cuando el Sha  recibió un duro golpe del exterior: la elección de James Carter y el ascenso de los DD HH en la agenda de la política exterior norteamericana. Por ser un régimen monárquico, de partido único[2], con una policía política[3] (3), que no daba el más mínimo margen a la libertad de expresión, no era difícil sentirse amenazado. Bajo la atenta mirada de la nueva administración de EE UU, se dio lo que es conocido como la “Primavera de Teherán” (1977), en la que los liberales ganaron las calles con constantes manifestaciones. A propósito de eso, el Clero permaneció pasivo. Las clases medias salieron de la apatía política, peor no contaban con un partido que pudiera canalizar su oposición al Sha. Así mismo los movimientos de izquierda Fedaiynes y Muyahidines, que habían puesto resistencia armada al régimen durante los años sesenta, se encontraban diezmados por la represión ejercida  sobre ellos.

El desencadenamiento de la revolución en 1978 es producto de un hecho fortuito: la publicación en enero de una articulo en un periódico de Teherán en el cual se esgrimían injurias contra la figura del Ayatola Jomeini. Una serie de manifestaciones seguidas de represiones, termino en un espiral de violencia inagotable.

La alianza de la revolución iraní acogía en su interior a una heterogeneidad muy grande de componentes. En su interior contenía a jóvenes intelectuales islamistas y el clérigo revolucionario – bajo la dirección de estos últimos) que movilizaron a los bazaris y a las capas populares en la espera común del advenimiento de la República islámica. El carácter único de esta revolución consistió en que logró aglutinar a clases diferentes, a veces antagónicas, para conseguir la conquista del poder y en convertir el discurso político islamista (lo que Jomeini llamará “unimisidad del discurso”) en el instrumento movilizador por excelencia, en detrimento de otras ideologías. Con la llegada de Jomeini, el 1 de febrero de 1979, los otrora aliados de la revolución fueron eliminados uno a uno hasta la instalación de la teocracia. Se nombró a un gobierno provisional a cargo a cuya cabeza se encontraba Mehdi Bazargan del Frente Nacional. Pero el poder real se encontraba en el Consejo (secreto) de la Revolución, integrado en su mayoría por los ulemas jomeinistas y del cual el Frente Nacional no participaba. El Consejo estaba creando en ese momento lo que después sería la ideología oficial, la “weltanschauung” islámica. Se formaron “komitehs” que se convirtieron, junto con la milicia revolucionaria[4], los “pasdarans”[5], los tribunales revolucionarios y las fundaciones islámicas, en un segundo poder en Irán. La clase media laica y los liberales no fueron capaces de movilizar a las masas y fueron derrotados política y jurídicamente con la nueva Constitución que instituía el velayat-e faqih otorgando los máximos poderes de gobierno a Jomeini.

El 4 de noviembre de 1979 un grupo de estudiantes jomeinistas dirigidos por la milicia revolucionaria tomaron la embajada de Estados Unidos manteniendo a los diplomáticos como rehenes[6]. Bazargan dimite, pues se da cuenta de que no controla la situación. La URSS, que desde enero se plantea la hipótesis de una intervención de Estados Unidos en Irán, se precipitará sobre Afganistán, donde el presidente pro-soviético, Amin, ha sido asesinado por uno de sus ministros, Taraki. Es decir, la URSS, suponiendo una segura intervención estadounidense en Irán, prefiere adelantarse a ella para que no parezca una respuesta a Estados Unidos e iniciar así una escalada que termine con la distensión entre las dos superpotencias. Además, la URSS con la intervención en Afganistán pretende frenar el avance del integrismo islámico en Asia Central. Por supuesto que con la tierra afgana bajo órbita soviética asegurará una plataforma al golfo de Omán y el alcance al estrecho de Ormuz.

El 22 de septiembre de 1980 Irak invadió Irán con la excusa de un contencioso fronterizo sobre el río Chatt al-Arab[7] Pero, en realidad, Irak se encontraba temeroso puesto que tiene población mayoritaria de chiítas en el sur y muchos de los lugares santos del chiísmo se encuentran en ese país. Una revolución islámica amenazaba, entonces, la estabilidad iraquí. México y Noruega hicieron un llamado a la paz en el Consejo de Seguridad; Kurt Waldheim, secretario de Naciones Unidas tomó iniciativas; también lo hicieron los No Alineados y la Conferencia Islámica. Nada de ello pudo impedir el estallido de la guerra.

En ese momento el mapa de guerra se desarrollaba de la siguiente manera: Irak ocupa la orilla derecha del río Chatt al-Arab (octubre de 1980); las tropas iraquíes toman la ciudad de Arabistán, al sur de Irán, el frente se estanca; el ejército iraní logra vencer en Basora y avanza al norte de Irak (1982); Irán lanza una ofensiva en el Kurdistán y amenaza la zona petrolífera de Kirkuk (1983). Los “pasdarans” desempeñan un papel importante en estas ofensivas, puesto que eran soldados siempre bien dispuestos a morir en el campo de batalla. Una generación de jóvenes –provenientes en su mayoría de las capas populares- fue diezmada en esta guerra.

En el campo diplomático Irak se acercaba a Arabia Saudí y Kuwait, mientras que Irán hacía lo propio acercándose a Siria, Libia, Argelia y Yemen del sur. En ese momento estalla el escándalo del “Irangate” (1985): Estados Unidos proveía armas a Irán vía Israel y así subvencionar a los Contras en Nicaragua.

Para 1988 Irán venía sumando una serie consecutiva de derrotas, los frentes se encontraban sumamente agotados y Jomeini[8] termina aceptando la resolución número 588 de las Naciones Unidas en ese año. Finalmente, llega el alto al fuego entre Irak e Irán.


[1] En vísperas de la revolución casi la mitad de la población de Teherán no era originaría de esta ciudad.
[2]Resurrección nacional”, tal el nombre del partido único.
[3] La “Savak”.
[4] La PRI.
[5] La guardia revolucionaria formada en mayo de 1979. Integrada por jóvenes de las capas populares.
[6] Este caso llevado a la Corte Internacional de Justicia estableció la responsabilidad de Irán, en tanto que acto de Estado, por haber incitado y facilitado esta toma. Los últimos diplomáticos fueron liberados en enero de 1981.
[7] Irak denuncia el Acuerdo de Argel de 1975.
[8] Jomeini muere el 3 de junio de 1989.


BIBLIOGRAFÍA:
Brieger, Pedro "¿Guerra Santa o lucha política? Entrevistas y debate sobre el Islam"
Zorgbibe, Charles "Historia de las Relaciones Internacionales"
Renouvin, Pierre "Historia de las Relaciones Internacionales" Tomo II.

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